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Ojos cansados

Con los ojos cansados vas echando raíces en el horizonte con un dolor que pare gotas del recuerdo mientras lloras y maldices las tierras lejanas las que agrietan tu ausencia, como un templo vacío en el que los años se han ido desparramando bajo la sombra que agujerea la conciencia y encadena la huida manchando la tierra de huellas que huyen hiriendo la muerte mientras grita el alma. Y lo lejos se hace infinito y se vuelve sueño, un sueño que adormece desterrando el alma del viajero como una sangre extraña que se va envenenando de nostalgia cuando la ciega mirada  se vuelve olvido y los ojos se duermen desvaneciendo su rabia.

El paraíso

Cuando llegué al paraíso, me pregunté qué dios me trajo hasta aquí si sólo tengo fe en mí, sólo en mi profundo convencimiento de volar hasta lo más alto posible, a costa de de los demás, a los que vi caer al abismo implorándome ayuda,mientras yo los observaba indiferente, convencido de que para existir vencedores tienen que haber muchos más perdedores, y sobre sus cadáveres fundé mi imperio. Y ahora estoy aquí lejos de todo, en esta paz inmensa, en medio de la calidez que me soporta, rodeado de un azul celestial, en el Edén del que tanto oí hablar y que me aseguraban que era el destino del honrado y del trabajador, y no para granujas como yo. ¡Qué equivocados estaban! ¡Qué lejos de la verdad se hallan los ignorantes cuando no quieren ver! Como si yo no me mereciera más estos placeres que otros, incapaces de creer en sí mismos; que aquellos débiles cuyos rezos no le sirvieron de nada, ni su vida ejemplar y sacrificada de verdaderos imbéciles. No, sólo los hombres como yo se han